Los años cuarenta son especialmente importantes para los relojes de pulsera, tanto desde el punto de vista estético, que da preferencia a los relojes elegantes y principalmente, cada vez más ligeros, como por la difusión de algunas complicaciones como el cronógrafo con escalas especiales, los calendarios, los automáticos o los despertadores. Pero en 1940 se inicia en Suiza una serie de aniversarios que se celebrarán con cadencia continua el primer trienio.

Suiza es neutral en medio de los vientos de la guerra que, iniciada el 1 de Septiembre de 1939, sacude todo el mundo en los años cuarenta, aunque la neutralidad no significa ausencia de problemas, las exportaciones a los Estados Unidos son difíciles.

 

 

Terminada la guerra, y con el desarrollo de los decenios siguientes, de los movimientos de cuarzo, las empresas, como veremos, sólo podrán sobrevivir si consiguen adecuarse a la evolución de los nuevos tiempos.

Después de la guerra la economía no se recuperó inmediatamente, por lo que las empresas afamadas intentaron nuevos caminos para imponerse en los mercados internacionales.

En los años cincuenta se afirman los cronógrafos y los calendarios, pero también hay nuevas patentes. Nacen colecciones que aún hoy están de actualidad y relojes que responden a exigencias especiales.

 

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