Queridísimo y respetable público, heme aquí de vuelta tras el inevitable paro estival. No pienses vuesas mercedes que servidor de ustedes ha estado ocioso cual zigarra cantarina durante la pasada estación (pues gracias a los dioses el otoño entró hace unos días) sino que muy al contrario he estado preparándome de manera concienzuda para poder ofrecerles divertimento al tiempo que la dicha del mirón al ir destornillando y destapando pletinas y puentes en busca de las confidencias e intimidades de nuestro amigo FELSA 753.

Como recordarán los viejos del lugar tras la publicación de “Confidencias de un reloj II” (la cual está disponible gracias a la infinita paciencia y amabilidad de nuestro buen anfitrión en el apartado de Experiencias Relojeras de la web) nuestro (pues con todo lo expuesto creo que también es un poco suyo) amado movimiento paraba su andadura al girarlo, es decir al mirarlo por la cara de la esfera o la cara donde se aloja el sistema de las horas, provocando un estado de ansiedad en quien les escribe rozando la paranoia por descubrir el por qué de dicho capricho.

Seguidamente y tras mostrar en el foro las intimidades de nuestro amigo (sugiero que vean la imagen anexa, o bien esta otra que aunque más grande no sé si por ello mejor ) se podía observar que el rubí del sistema antichoque ofrecía un color poco usual al tiempo que un aspecto sospechoso. Como bien se apuntó como contestación al mensaje dicho rubí había sido atomizado!

Pues bien señores y señoras, damas y caballeros, niños y niñas creo haber llegado a relacionar el cese de movimiento del mecanismo con la atomización del rubí, tras realizar en el día de hoy el desmontaje completo del sistema regulador y sus partes anexas, dejando al descubierto y como el relojero trajo al mundo a los rubíes del sistema antichoque.

Dicho desmontaje ha permitido observar el doble rubí que realiza la amortiguación, uno de ellos es el que se asemeja a un donut y el otro actúa de contrapivote. Pues bien el que actúa como contrapivote es el que está atomizado (es como si se golpeara un cristal plano y este queda entero pero hecho añicos perdiendo su natural transparencia y tornándose blanquecino) mientras que el otro presenta una serie de arañazos y/o resquebrajaduras.

Y efectivamente, cuando el movimiento se situaba plano, tal como se muestra la figura, el eje del volante descansaba sobre el juego de rubíes opuesto (que se encuentra en mejores condiciones, aunque mirándolo detenidamente el contrapivote presenta una serie de marcas dando a entender que el eje a impactado en repetidas ocasiones sobre él) el rubí atomizado no entraba en contacto con el eje del volante, permitiendo así su funcionamiento.

A este humilde servidor le parece pues evidente que al darle la vuelta el eje descansar sobre el rubí dañado deben de producirse fricciones superiores que detenían el movimiento. En cualquier otra posición y al dejar de “tocar” el eje con el conjunto de rubíes dañados desaparecía el impedimento y el volante volvía a su cotidiano vaivén.

Y bien, esclarecido el misterio, correré raudo a los proveedores habituales por si el azar quisiera hubiera el repuesto necesario para dejar en mejor condiciones a nuestro bien amado amigo F 753.

Esperando, como en pasadas ocasiones, haber distraído y causado entretenimiento al personal, se despide de ustedes su más fiel seguidor.

 

evalls ( www.inforeloj.com )

 

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